Título original: Rayuela
Autor: Julio Cortázar
Publicación: Punto de Lectura, 2010
Complicado y bastante desconcertante. La historia de amor de Oliveira y La Maga es un surrealismo impresionante lleno de conversaciones metafóricas que trabajan sobre diversas complicaciones de la vida. Cortázar traza un cuadro en el que las divagaciones de sus protagonistas parecen ir en línea paralela a la realidad.
Llevo años queriendo leer este libro y, tras comprar la edición de “Punto de Lectura», consideré no desaprovechar la oportunidad. En un inicio planifiqué leerlo en las dos versiones sugeridas por el autor (de corrido hasta el capítulo 56 y, luego, usando el tablero de dirección); sin embargo, la lectura resultó cansada y complicada, empujándome a realizar este comentario únicamente leyendo de la forma tradicional y esperando algunos meses para poder realizar la segunda revisión (lo que repercutirá en la actualización de este post).
Es difícil seguir la línea de Cortázar, las conversaciones en Club de la Serpiente y las que se producen entre Oliveira y Traveler se vuelven extremadamente complicadas de entender no sólo por la alta cantidad de referencias culturales y metáforas que se contienen en el texto; sino, por lo densas que resultan. En más de una ocasión, el texto te obliga a releer muchas secciones del mismo para poder captar los sucesos o hechos que acaecían y resultaban muy importantes para comprender su línea narrativa.
Sin mucha discusión, los personajes más cautivadores son La Maga y Talita. Dotadas de una sencillez y naturalidad únicas contrastan con el resto de los personajes ciertamente cargados de complicaciones y razonamientos que les impiden actuar de una forma clara y sin ambigüedades. La Maga y Talita admiran a los que los rodean sin imaginar que son ellos quienes sienten envidia por su comportamiento para enfrentar los problemas. El mismo Cortázar es claro al resaltar que los grupos de personas (“El Club de la Serpiente” en el primera parte y la amistad de Traveler, Talita y Oliveira, en la segunda) están unidos gracias a ellas y que las complejas conversaciones y razonamientos se dan en función de lo que estas plantean mediante un comentario o actitud no planificada.
Oliveira resulta incomprensible. La Maga lo describe muy bien cuando señala que es “alguien que busca algo que no sabe lo que es”. Ni para un lado, ni para el otro. El protagonista parece darse cuenta de las cosas solo después que ocurren e intenta ensayar respuestas que expliquen su mundo exterior para así sostener algo de una vida que él mismo no logra comprender. Resulta hasta cierto punto desesperante el continuo acto de justificar todo lo que sucede a través de metáforas y diálogos que, desde inicio, se sabe jamás concluirán en una definición u acto concreto.
Sin duda una lectura bastante densa que espero volver a repetir con el objetivo de desentrañar un poco más de la tormentosa personalidad de Horacio Oliveira y cautivarme aún más con La Maga y Talita.
LA CITA
«Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros.»
Capítulo 21, página 134
Contexto: Oliveira conversa con un amigo luego de la desaparición de La Maga. Inexplicablemente para todos, él no va en busca de ella de inmediato a pesar del amor que siente sino que únicamente se deja llevar por lo que sucede imaginando que volverá de algún momento a otro o simplemente la olvidará, cosa que jamás sucede.
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