La era de la revolución, 1789 – 1848 – Eric Hobsbawm

Profuso, sintético y esclarecedor. Hobsbawm, uno de los historiadores más importantes del siglo XX, desplegó y sintetizó lo mejor de su producción en una trilogía que inició con este libro. La llamada era de la revoluciones es el inicio del mundo como actualmente lo conocemos. Los modelos que dictaminan nuestra realidad nacen en dicho periodo.

la-era-de-la-revolucion-1789-1848_9789879317259Por: Jherson Rubén García Danós

Para Eric Hobsbawm existe una doble revolución que transformó por completo el mundo y su concepción. Una de carácter económico, cuyo proceso se evidencia en la Revolución Industrial británica, y otra con matiz político representada en la Revolución Francesa. La configuración de nuestro mundo en los términos actuales encuentran su génesis en estas dos transformaciones que afectaron a todo el globo debido a la expansión europea de la época.

El autor, un reconocido historiador marxista, logra explicar en pocas palabras [aunque, en opinión personal, a través de un abuso de datos condensados en pocas líneas] como el desarrollo económico británico encuentra en el diseño de producción industrial una forma de ensanchar sus propias posibilidades de enriquecimiento y, basado en un establishment político propicio, configurar a las Islas Británicas como el taller del mundo, intrincando este desarrollo con todas las regiones del orbe, aunque estas últimas de forma dependiente.

Por otro lado, la concepto de Estado y su correspondiente desglose encuentra en los hechos de París de 1789 la sacudida inicial para cambiar aquella concepción determinista del orden del mundo. La idea de soberanía, autodeterminación y poder popular nace de las propuestas de los revolucionarios burgueses franceses quienes, en su intento de legitimar su necesidad de crear y controlar una realidad que les permita acceder a un poder antes negado por la aristocracia, desarrollan todo un esquema de convicciones e instituciones que serán la base para la creación de los Estados modernos.

Sin embargo, estos cambios que aparentemente auguran un nuevo amanecer feliz del ser humano, libre de prejuicios y dueño de su propio destino, causan una profunda crisis personal y social entre las personas y comunidades; especialmente, entre los más pobres. Estos se ven continuamente conminados a dejar estilos de vida madurados por centurias e intentar sobrevivir en una nueva estructura económica y social que los aliena, desplaza y abandona a los vaivenes de los ciclos de críticos de la nueva economía capitalista.

Los hombres y mujeres desplazados crean una nueva clase social al amparo de este naciente sistema. El proletariado se configura como la fuerza que llevará bajo sus hombros el peso de los acontecimiento del futuro, pues es su participación la que activa los medios de producción y posibilita el desarrollo de la economía y, por consiguiente, el avance de la humanidad, muy a pesar de que los beneficios solo son disfrutados por el capitalista. Por su naturaleza, el capitalismo necesita seguir expandiéndose de forma irremediable y, por ende, el proletariado también se crece y encuentra espacios para su organización y madurez como clase.

“La era de las revoluciones” es el primero de la conocida trilogía de “las Eras” de Hobsbawm que completan “La era del capital, 1848 – 1875” y “la era del Imperio, 1875 – 1914”. Todo un planteamiento que explica de gran forma nuestra realidad actual a partir de una visión total de la historia propia de este intelectual inglés: una perspectiva que abarca todos los aspectos de la sociedad.

LA CITA

“Ahora se sabía que la revolución social era posible; que las naciones existían como algo independiente de los estados, los pueblos como algo independiente de sus gobernantes, e incluso que los pobres existían como algo independiente de las clases dirigentes.”

Primera parte: Evoluciones. Capítulo 4. La guerra. p. 126.

Contexto: El autor detalla cómo se tomaron los hechos de la Revolución Francesa en las cortes europeas del siglo XVIII. La frase enfoca en el cambio de mentalidad que causarían los revolucionarios al señalar que el poder residía en la nación, en el conjunto de hombres antes que en uno solo.

DATOS BIBLIOGRÁFICOS

HOBSBAWM, E. (1964). La era de la revolución, 1789-1848 (Felipe Jiménez de Sandoval, trad.).

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