Rey Jesús – Robert Graves

Interesante, críptico, lleno de referencias. Robert Graves rescató todos sus conocimientos sobre mitología y semántica de rituales al componer esta novela histórica. Un Jesús posible desde el punto de vista religioso y que, en ciertos puntos, compatibiliza históricamente con el personaje histórico más importante de la humanidad.

Por: Jherson Rubén García Danós

El cristianismo es hoy una de las religiones más importantes del mundo; sin embargo, en sus inicios no era más que una secta judía que señalaba cumplida el advenimiento del Mesías prometido por los profetas hebreos. Dentro de este cristianismo primitivo existían una serie de interpretaciones que dividían y subdividían la secta en grupos minúsculos que luchaban [no solo] ideológicamente entre sí para consolidar su visión como la verdad única revelada.

Es en esas épocas que Robert Graves ubica a Ágabo el Decapolitano, un estudioso y seguidor de Jesús quien, en tiempos de Domiciano, sostiene que los cristianos o, como él los denomina, crestianos son un grupo de gentiles que han desbaratado e incomprendido la historia de Jesús. Una versión que él mismo intenta aclarar durante todo el texto basándose en su comprensión sobre los libros sagrados hebreos.

Para Ágabo, Jesús era el rey de Israel por el derecho de los hombres. A través de interpretaciones que realiza sobre el traspaso de la herencia real en las antiguas culturas semíticas, deduce que Jesús es heredero tanto de David como de Herodes, lo que lo convierte en el legítimo rey de los israelíes. Así mismo, nuestro estudioso hace del llamado Cristo un versado en las sagradas escrituras, la ley de Moisés y de la palabra de los profetas y estudiosos de la época. Todo ello, según el Decapolitano, provoca que Jesús se sienta en la obligación de cumplir con las palabras de los profetas hebreos que lo precedieron, impulsando y acelerando, con apoyo de sus discípulos, los acontecimientos de una forma peligrosa y, posiblemente, equivocada.

A través de este supuesto estudioso del siglo I, Robert Graves nos presenta a un Jesús conflictivo, que complica de forma recurrente a sus seguidores y que encuentra en su propio camino la necesidad de proclamarse como el Mesías y Rey de toda Israel. Resulta interesante entender que esta comprensión de su destino no le es dada a Jesús de forma predeterminada, sino que él la extrapola a través de sus experiencias; en otras palabras, se conmina a sí mismo, y no por mandato divino, a cumplir con la promesa de libertar a su pueblo, aunque comprende que no podría ser con armas sino en base a una nueva comprensión de la Ley de Dios.

En ningún momento, el Jesús de Ágabo [o de Graves] parece interesado en dar un mensaje universal o fundar un ministerio religioso que traspase el tiempo y que lo tenga a él como uno de los máximos representantes de una jerarquía divina. Para él autor, estas son interpretaciones dadas por los extranjeros quienes, a partir de Pablo de Tarso, sincretizaron la prédica de Cristo con sus propias experiencia religiosas previas, dotando a Jesús de una poder y simbología que antes reservaban para su antiguos dioses.

Por otro lado, tampoco estamos hablando de un Jesús totalmente humano pues realiza milagros y se aparece ante los apóstoles luego de su muerte. En realidad, se puede deducir que el protagonista es un revolucionario filosófico, un doctor que interpreta la ley de forma distinta a sus contemporáneos y, a partir de eso, hace de de sus prédicas y parábolas una colección de enseñanzas que, sin salir de las bases del judaísmo, reforman la comprensión total de lo que se consideraba la palabra de Dios.

Otros personajes de la vida de Jesús, como María, José, María hermana de Marta, Pedro, Judas Iscariote, Juan, José de Arimatea, entre otros, también son tratados desde otra óptica. Es decir, cumplen, con algunas diferencias, los mismos papeles que en la tradición oficial pero con intenciones y motivaciones distintas que cambian significativamente la comprensión que tenemos sobre ellos.

Es importante entender que para Graves nada de esto representa un ataque al dogma cristiano actual, solo es una versión posible que se sostiene en torno a documentación que avala cada una de las proposiciones planteadas. Incluso, para el autor, Jesús es merecedor de todo el respeto por ser más ecuánime y coherente que cualquier cristiano actual.

Sobre la recomendación de su lectura, este texto puede llegar a complejo por momentos. Existen muchas referencias bíblicas y comparaciones constantes con la mitología griega, sumeria y las tradiciones hebreas pre babilónicas que pueden hacer perder la hilación total de la historia. A pesar de ello, no deja de ser un libro interesante de disfrutar si se tiene ciertos conocimientos de las tradiciones que bebe.

LA CITA

“—¿Lo dices elogiándote a ti mismo? Como eres rico, desdeñas la compañía de los pobres porque no cumplen la ley; pero sois vosotros los ricos quienes no les permitís hacerlo. ¿Debe acaso el pastor o el campesino prescindir de la bendición de Dios porque, habiendo trabajado casi hasta la muerte, es incapaz de pagar las deudas rituales que le imponéis como necesarias para su salvación? ¿Puede acaso ponerse y quitarse la ropa de la oración para pronunciar largas plegarias al unísono con vosotros, y lavarse cien veces las manos? Econtraís regocijo en la ley, en soportar voluntariamente cargas que Moisés nunca soñó; y la ley es, efectivamente, para el regocijo; pero lo que os regocija a vosotros es miseria para el pobre. Decías: «Este es hombre es impuro; que no entre en nuestra congregación»”

XXIII – El reino de Dios

Contexto: Jesús se presenta como acusado ante un juicio local en Galilea por haber predicado y juntado con gentes consideradas impuras: recaudadores de impuestos, prostitutas, ladronzuelos, etc. Jesús se presenta como un reformador en la interpretación de la Ley judía, sin contradecirla.

DATOS DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL

  • Título original: King Jesus
  • Título en español: Rey Jesús
  • Autor: Robert Graves
  • Edición original: Cassell and Co., 1946
  • Edición en español: Edhasa, 2003
  • Traducción: Carlos Peralta

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