Impresionante, divertido y aleccionador. ¿Qué pasaría si de pronto tuviéramos la necesidad desaparecer del mundo? La prosa literaria de Santiago Lorenzo lo hace posible. Un hombre con la urgencia de borrar su huella, una huída que se convierte en el descubrimiento más importante de la vida.
Por: Jherson Rubén García Danós

Un hecho fortuito hace que Manuel se sienta perseguido por la justicia. Con la ayuda de su tío, la única persona de confianza que conoce, huye de Madrid hacia un pueblo abandonado en la España profunda para refugiarse mientras su situación se aclara. Desconectado de casi todo, Manuel va a efectuar el descubrimiento que cambiará su vida.
Santiago Lorenzo nos presenta un texto a modo de crónica que interioriza en la psiquis de un ser humano. El paso de una ansiedad persecutoria a una libertad desconocida hasta ese momento. La ausencia de toda necesidad, como máxima de la libertad.
Es interesante sentir cómo el texto avanza entre humor negro y vocablos rebuscados. La inmediata empatía con el protagonista permiten al lector introducirse en su mundo y sentir su miedo frente a una perspectiva de vida miserable y, posteriormente, el aprendizaje en un universo que lo obliga a adaptar una nueva forma de vivir. Un mundo en el cual los nombres de los días pierden sentido, las horas dejan de ser limitantes y las responsabilidades se van esfumando de a pocos hasta desaparecer.
Manuel termina viviendo un idilio de soledad que nos hace despertar de la sinrazón de la vida moderna. El rechazo al apuro, al consumismo, a la urgencia de progreso y la necesidad de aparentar. Toda justificación para las responsabilidades queda aniquilada ante una vida en la que sólo importa la tranquilidad y la paz mental. Una existencia que deja de lado toda relación con otros seres humanos, para encontrar sentido en una austeridad que se convierte en riqueza.
Es increíble como la lectura transforma al lector y lo hace seguidor acérrimo de Manuel. Cómo uno termina perfilando en esta persona promedio a un héroe moderno. Como se lo envidia y a la vez se lo admira. Las ganas de ser Manuel y compartir su soledad son quizá el mejor ejemplo de lo impactante que resulta el texto.
La crítica más resaltante al libro es el uso de jerga española y las palabras rebuscadas que pueden resultar bastante sorpresivas en su uso; sin embargo, incluso prescindiendo de muchas de ellas el texto no pierde su sentido.
Una excelente obra para preguntarnos, ¿quiénes son realmente los locos, los asquerosos, en este mundo que nos toca vivir?
LA CITA
“Dijo Manuel que el destornillador que portaba desde crío, su amuleto, funcionó como talismán. Pero que para talismanes, el policía. La herramienta la llevó siempre, sin que notara cambios para bien. Sólo la mezcla de los dos amuletos puso la electrólisis en marcha. El policía fue artífice de su sosiego. Era como para agradecérselo
Le asombraba ver cómo un atolladero se ponía a favor del atorado. En origen, lo del portal era un papelón de aspecto feo como nada. Pero un papelón que a la larga le libró del chiquero de Montera, del trabajo tramposo metiendo trolas desesperantes a clientes estafados. De los padres, de las casamenteras nonatas, de las ganas de juntarse con la pandilla, con la grima que le producía la palabra «pandilla» aunque no se hubiera dado cuenta hasta ahora.”
Capítulo 26
Contexto: Manuel reflexiona sobre lo que le ha sucedido desde que apuñaló al policía. Cómo ese hecho puntual cambió su vida y, sin quererlo, en vez de hundirlo, lo sacó de toda la trivialidad a la que iba a estar condenado a vivir, permitiéndole encontrar el real sentido a su existencia.
DATOS DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL
- Título: Los asquerosos
- Nombre: Santiago Lorenzo
- Edición original: Blackie Books, Barcelona: 2018
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