Hasta un ángel tiene algo de diablo – Debbie Ford

Interesante y novedoso. El libro de Debbie Ford propone una idea novedosa sobre la comprensión del comportamiento humano. Una doble cara que toda persona posee y que condiciona su acciones de una manera recurrente. Un texto interesante, pero que se extiende más allá de lo necesario.

Por: Jherson Rubén García Danós

Toda persona tiene una personalidad subyacente que condiciona su accionar y lo hace propenso a cometer errores inimaginables para sus coetáneos, enmascara una serie de propensiones psicológicas que determinan su vida y que, de forma sorpresiva, pueden aparecer arruinando su imagen y reputación de forma irreparable, ese es el planteamiento de Debbie Ford.

La lectura gira en torno a dos secciones. La primera de ellas, llamada “La batalla sin fin”, se esfuerza en explicar cómo es que se da la existencia de estas dos personalidades dentro de una misma persona. Desarrolla, a través de una serie de metáforas, como comprender ese yo oculto que, basado en el subconsciente, es parte fundamental de nuestra vida; además, enfatiza en que no aceptar ni trabajar en ese “yo” podría resultar en una especie de bomba de tiempo devastadora para nuestra vida.

La segunda parte, denominada “El tratado de paz”, es la más floja del libro. En ella se pretende ampliar el cómo afrontar el problema explicando en la primera sección. Si bien el planteamiento basado en el perdón hacia uno mismo y hacia los demás es bastante fuerte, su desarrollo es innecesariamente extenso. Una y otra vez se repiten los mismos argumentos a lo largo de casi todos los capítulos. La excepción a esto es el llamado “perdón a Dios” que escapa a lo manifestado líneas arriba porque propone una nueva categoría, enfocando el proceso que debe cumplir uno ya no hacia el plano interno sino hacia un plano externo, específicamente, al contexto real.

Es importante destacar que el planteamiento de una persona con dos formas de ser en constante pugna es atractivo y muy acertado. Conlleva a imaginar que las virtudes y defectos que poseemos son parte de un mismo eje. Por ejemplo, una persona que es perseverante en sus objetivos también resulta ser una persona intolerante hacia el fracaso. Además, remarcar que muchas de estas personalidades son formadas inconscientemente por el contexto familiar y social, nos hace cuestionarnos directamente sobre nuestras propia formación y sus efectos en nuestra vida actual.

Sin embargo, en algunos puntos, la autora parece exagerar esta contraposición al vincular estas antípodas en un condicionante absoluto. Es decir, un ser humano tiene una personalidad A que es mostrada al público y una personalidad real Z que está oculta, pero A es resultado de querer aplacar a Z; en otras palabras, todo lo que es nuestra personalidad actual es para ocultar nuestra verdadera forma de ser. Asegurar eso nos llevaría a pensar que toda nuestra vida no es auténtica y que, por consiguiente, vivimos en un absoluto y completo engaño. En nuestra opinión, eso no es posible. Se puede aceptar que, de acuerdo a cada persona, pueden existir más o menos aspectos de la personalidad que son intentos de enmascarar ciertos problemas psicológicos profundos, pero no se puede decir que toda nuestra personalidad es así. Si fuera de ese modo, ello nos llevaría a negarnos a nosotros mismos de forma absoluta. Además, la autora da un paso más allá al señalar que todo nuestra personalidad oculta (o sea, Z) es negativa. Aceptar ello nos llevaría a la conclusión de que somos seres negativos absolutos aparentando absolutamente todo para poder ser aceptados.

Más allá de lo mencionado, el texto es interesante para descubrir y entender como se manifiesta el autosabotaje, aquella situación en la que uno mismo parece no aceptar lo bueno que vive y termina haciendo algo (por lo general, desastroso) que termina arruinando no solo aquella situación, sino hasta su vida misma.

En definitiva, un interesante texto de Debbie Ford para analizar y comprender cómo está compuesta nuestra personalidad y la psicología que está detrás de la misma.

LA CITA

“Cuánto más nos expresábamos de niños, más exponíamos nuestras conductas a ser duramente criticadas o castigadas sin sentido y más nos alejábamos de nuestra verdadera esencia. Por cada incidente desaprobado, cada expresión silenciada, ya sea porque llorábamos, gritábamos, preguntábamos demasiado o corríamos riendo alegremente mientras nuestros padres intentaban trabajar, inconscientemente nos distanciaba de nuestro yo auténtico, de nuestro verdadero yo. Y, al hacerlo, también nos alejábamos de nuestra alegría, nuestra pasión y del amor de nuestra alegría, nuestra pasión, el amor en nuestros corazones.”

Cap. 7. Develando el código del yo falso.

Contexto: La autora intenta explicar cómo es que nuestro yo verdadero quedó oculto por convenciones sociales a las que nos expusimos desde niños y cómo el instinto de ser aceptados condiciona nuestra personalidad.

DATOS DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL

  • Título en español: Hasta un ángel tiene algo de diablo
  • Autora: Debbie Ford
  • Edición: Harper Collins Publishers, Nueva York. 2009.
  • Traducción: Virginia Elizalde

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