¿Quién propone quemar un libro? ¿Quién se aventura en solicitar que un texto sea consumido hasta desaparecer? ¿Quién es capaz de solicitar tan efervescentemente la destrucción del conocimiento?
En toda época de la humanidad, en todo momento, en todo lugar, siempre alguien ha pedido que se quemen, que se expectoren, que se reduzcan a cenizas todo aquello que no soporta sus propias opiniones.
Quemar libros es uno de los síntomas más elocuentes de una sociedad intolerante, de una comunidad o un país camino a la pérdida de su libertad. Veamos que planteada Bradbury en su más famosa distopía.

Por Jherson Rubén García Danós
A los 451 grados Fahrenheit el papel hace combustión y desaparece en suaves láminas negras, tan endebles como pequeñas. El papel, blanco y adornado de tipografías vivaces se pierden ante las fauces de un rojo fuego infernal. Aquella bondad que Prometeo robó a los dioses para darle esperanza a los hombres, se convierte en el arma preferida para secuestrarles su libertad. En los Estados Unidos distópico de Ray Bradbury, no solo se queman libros, sino que existen profesionales para hacerlo.
Guy Montag es un bombero (sí, un bombero) responsable de la quema de libros en una sociedad futurista concentrada en eliminar todos aquellos estímulos que permitan que sus miembros actúen o piensen diferente. Estos bomberos no solo se concentran en el acto de quemar libros, sino que investigan, buscan, desmantelan y arrasan con toda aquella construcción que se atreva siquiera a conservarlos. Las obras más famosas son perseguidas como si de plagas se trataran y nuestros otrora héroes son ahora los fumigadores de ese mal que llaman conocimiento.
Sin embargo, en el relato de Bradbury, Montag logra despertar como si de un sueño se tratase. Tras una serie de acontecimientos que le hacen pensar en ¿por qué hay gente que es capaz de morir junto a sus bibliotecas?, ¿qué de bueno o malo tienen estos libros que provocan que existan personas capaces de perder la vida junto a ellos? Nuestro protagonista inicia así la transformación que cambiara su vida. El primer peldaño, la curiosidad, ha sido escalado.
Bradbury señaló que escribió el libro pensando en las consecuencias de las acciones impulsadas por el senador Joseph McCarthy (el padre del macartismo), quién buscaban furiosamente cualquier indicio de influencia comunista en los Estados Unidos de los años 50. Con una pasión desenfrenada, muchas falsas acusaciones se hacían con el fin de destruir todo aquello que no comulgaba con la idea de «buena sociedad» que el político promovía. Películas, actores, directores, periodistas, todo aquel que era sospechoso de comulgar con el demonio soviético era vetado a partir de una propaganda nefasta, respalda por cientos de ciudadanos dispuestos a todo por erradicar lo que era diferente. Bradbury, defensor de la pluralidad y de los libros como mecanismo de libertad, encontró en Fahrenheit 451 la oportunidad de dejar clara su posición al respecto.
Esta novela conforma, junto a 1984 de George Orwell y Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, el olimpo de la novela distópica. Esa construcción contra histórica que nos permite razonar sobre lo que sería del mundo si nos dejamos llevar por aquellos que quieren volverlo «más feliz», pero únicamente a su propia y personal manera sin importar la opinión de los demás.
La cita
«No son libros lo que usted necesita, sino algunas de las cosas que hubo en los libros. Lo mismo podría verse en las «salas». Radios y televisores podría proyectar los mismos infinitos detalles y el mismo conocimiento, pero no. No, no, no son libros lo que usted busca. Puede encontrarlo en muchas otras cosas: viejos discos de fonógrafo, viejas películas, y viejos amigos; búsquelo en la naturaleza, y en su propio interior. Los libros eran solo un receptáculo donde guardábamos algo que temíamos olvidar. No hay nada de mágico en ellos, de ningún modo. La magia reside solamente en aquello que los libros dicen; en cómo cosen los harapos del universo para darnos una nueva vestidura. Por supuesto, no conoce usted estas cosas, no sabe de qué hablo. Pero tiene usted intuitivamente razón.»
2. El tamiz y la arena
Contexto: Montag comienza a entender la diferencia entre un libro como elemento físico y un libro como contenedor de conocimiento o apreciación del mundo. Faber, un amigo olvidado que hace las veces de mentor en su iniciado camino de la lectura, lo convence de que la angustia del libro no es por el objeto, sino por el impacto de su lectura.
Datos de la publicación
- Título original: Fahrenheit 451
- Autor: Ray Bradbury (Estados Unidos)
- Primera edición: 1953
- Traducción al español: Francisco Abelenda
Descarga el libro en versión PDF, EPUB o MOBI en el siguiente enlace.
Otros enlaces de interés
- Video resumen del libro en el canal Draw my life
- Resumen y análisis en la web El reto histórico
- Análisis del libro en la web Desnudando libros
- Columna de Ramin Bahrani, director de la película de 2018 basada en el libro, en The New York Times.
- Tráiler de la película HBO basada en el libro.
- Acerca del macartismo en Wikipedia
- Página del libro en Wikipedia
- Página del autor en Wikipedia
Note in English
Fahrenheit 451
The paper begins to burn on 451 Fahrenheit grades. Ray Bradbury talks to us about Guy Montag’s story, a fireman who lives in an imaginary world where books are prohibited. In that world, the firemen have the duty of burning all the books that they find. But, when he sees a woman die joint her library, he starts to wonder to himself what books have and why there are people who resolve to lose their lives with them. From this point, Guy begins to discover the meaning of books. However, at the same time, his coworkers and the government start looking for him because he has started breaking the rules.
