Breve historia de los Estados Unidos – A. Nevins, H. Steele Commager con J. Morris

En todas las épocas del mundo existió al menos una superpotencia. Una civilización que ejerció poder y liderazgo bueno o malo sobre las otras naciones de su tiempo. Egipto, Roma, España, Inglaterra son solo algunos de estos ejemplos. Los Estados Unidos de América son la potencia de nuestro tiempo.

Nacidos de los inmigrantes, los Estados Unidos ejerce una presión sin igual sobre el mundo de hoy. Los medios tecnológicos le permiten llegar a todos los rincones del planeta difundiendo, justificando y glorificando su cultura y modo de vida; pero, ¿qué dicen los mismos estadounidenses sobre ellos? Este clásico libro del Fondo de Cultura Económico nos brinda un genial acercamiento a ello.

Por Jherson Rubén García Danós

Los Estados Unidos de América es la potencia de nuestro tiempo. No sabemos exactamente cuando terminará su hegemonía y aunque muchos ya lo dan por hecho (debido al crecimiento de China), lo cierto es que no sabemos con exactitud cuándo dejará el liderazgo mundial que tomó desde 1945. Sabemos que terminará, como todas las potencias antes que ella, pero es importante su comprensión para entender qué liderazgo le ofrece hoy al mundo.

El texto tiene un claro quiebre tanto en el estilo de redacción como de intención. Si tomamos en cuenta que la primera edición fue de 1942, es indudable que los textos que superan dicha fecha presentan un estilo más de reportaje que de texto histórico. Puede que el deceso de Allan Nevins (primer autor de la obra) haya impactado en el estilo trabajado, lo cierto es que el libro claramente crea una división sobre su concepción cuando se enfoca con la última mitad del siglo XX.

Un cosa claramente destacable es que el libro responde a un ambición bastante grande, pues intenta abarcar todo lo que ellos consideran su historia. Un punto curioso (creo) para un lector no estadounidense, es que ellos consideran que el punto inicial de su derrotero son los primeros asentamientos ingleses de inicios del siglo XVI. No antes. Todo aquello que pertenezca a los habitantes autóctonos de dichas tierras no es considerado parte de su historia. Para un lector latinoamericano (como en mi caso), cuya formación escolar lo imbuía del romanticismo de llamar primeros peruanos a los habitantes más antiguos de estas tierras, esto resulta bastante anecdótico y contradictorio. Los Dakota, Cherokee, Sioux, entre otros, no son llamados «primeros estadounidenses» bajo ningún término; es más, y el texto lo pone así, eran naciones que ocupaban el territorio y con los que, indefectiblemente, se iba a tener un conflicto producto de la expansiones europeas desde la costa atlántica.

Otro rasgo a destacar de la obra es su profundo respeto y admiración tanto por líderes peregrinos como por sus llamados «padres fundadores». Las figuras de George Washington o Thomas Jefferson son casi totémicas a lo largo de todo el libro. Sobre todo Jefferson, quien es llamado constantemente a la comparación con los demás presidentes estadounidenses narrados en el texto. No es que no exista crítica hacia ciertas acciones, que las hay; sino que, a pesar de ellas, se insiste en crear una imagen de santo civil guía para todos los hombres de dicha tierra. En esta misma línea, pero sin tanta pretensión, aparecen otros líderes como Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson o Franklin D. Roosevelt.

Ahora bien, el texto sí ofrece una dinámica clara sobre cuáles eran los problemas de la nación americana durante los diversos estadíos de su historia y como ciertos hechos se configuran como la culminación de los mismos. La independencia es la resolución de su visión autonómica y de la formación de su propio destino manifiesto; la expansión al oeste afirma su pretensión para ser un nación económicamente fuerte y autónoma; la guerra civil es la unión final bajo una sola idea política base; y, su participación en las guerras mundiales pone fin del debate sobre el aislacionismo o intervencionismo. Justamente aquí comienza la ruptura en el texto (ya citada en párrafos precedentes). De acuerdo a los autores, se puede entender que, tras la victoria en la Segunda Guerra Mundial, comienza el periodo de pugna por el liderazgo mundial, pero esta no termina de cuajar, pues no se aprecia con claridad cuál es el camino necesario para su resolución. Cabe resaltar que los autores no señalan a la caída de la Unión Soviética como dicho punto se quiebre, pues entienden (y así lo dejan saber) que la desaparición del bloque comunista fue más una implosión interna que una clara acción por parte de los Estados Unidos.

Un punto adicional a destacar es el clarísimo peso de las elecciones dentro de la concepción política estadounidense. El libro nunca olvida de remarcar las formas e impactos causados por dichas proceso, presentado a los candidatos en contienda y proponiendo razones a las victorias o derrotas en las urnas. A diferencia de otros países, es claro que los estadounidenses revisten a sus elecciones con un valor real y no solo simbólico o anecdotario como lo es en la historia de otros países en el mundo.

Finalmente, el libro termina, en sus últimos capítulos, con un recuentos de acciones destacables de sus presidentes. Desde Harry Truman hasta George Bush (padre), se presentan las políticas y problemas más destacados de cada uno de sus gobiernos, muy diferente a los capítulos precedentes en dónde existe un mayor análisis de los contextos sociales y las presiones económicas y políticas que rodeaban las acciones.

A pesar de su título, el libro es extenso de revisar aunque con un lenguaje sencillo. Bastante ambicioso, como ya se comentó; pero con claras intenciones de mostrar una visión propia de su historia que puede compartirse críticamente. Una buena oportunidad para conocer un poco más de esa nación que, nos guste o no, ejerce el liderazgo de nuestro mundo actual.

La cita

«Cuando expuso su plan para la creación de un banco nacional, Jefferson -hablando a nombre de todos los que creían en los derechos de los estados con la autoridad nacional y a quienes abrigaban temores hacia las grandes empresas y hacia el poder del dinero- lo objetó. Envió a Washington una vigorosa argumentación. […] Parecía ser una lógica impecable. Washington estaba a punto de vetar el decreto. Pero Hamilton le presentó un razonamiento más convincente. Señaló que no todos los poderes del gobierno nacional podían expresarse explícitamente, pues se caería en una lista insoportable de pormenores. […] Washington aceptó este argumento y firmó lo dispuesto por Hamilton.»

VI. La República se descubre así misma.

Contexto: En los primeros años de la joven república, se producen debates de interpretación sobre cómo proceder en ciertos aspecto. Lo que en muchos países terminó en golpes de estado o autoritarismos regios o militares, en los Estados Unidos el valor del debate democrático jamás se perdió.

Datos del libro

  • Título original: A pocket history of the United States
  • Título en español: Breve historia de los Estados Unidos
  • Autores: Allan Nevis y Henry Steele Comager con Jeffrey Morris (EE. UU.)
  • Edición revisada: Fondo de Cultura Económica, 1992

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