La civilización romana – Pierre Grimal

Volver a Roma es casi una obligación. Las costumbres, usos y modos de la civilización occidental están grandemente moldeados a partir de lo que hizo o dejó de hacer Roma durante su existencia como cultura dominante. No existe rincón de nuestra realidad que no tenga algo de inspiración romana.

En este libro, Pierre Grimal, uno de los más grandes estudiosos de la civilización del Tíber, realiza un análisis sobre la vida, las costumbres, leyes y artes de los (asimismo llamados) quirites y su influencia en la actualidad.

Por: Jherson Rubén García Danós

El libro de Grimal se divide en tres partes claramente marcadas. La sección llamada «Historia de una civilización» repasa, a gran escala, lo que significó el paso por las tres formas de gobierno en los que se divide la historia de Roma. Es una sección de análisis político que nos permite dar cuenta de cómo el poder de la ciudad es materia de negociación constante entre, inicialmente, las dos grandes clases sociales: patricios y plebeyos, quienes juegan un ajedrez de pesos y contrapesos mientras buscan sacarse ventajas entre ellos, a la vez que intentan mantener el equilibrio y primacía de su civilización frente a otras.

Un hecho puntual, mencionado por el autor como la quiebra del juego antes señalado, es la paulatina aparición de la milicia regular como tercer actor en dicho juego. El cambio de República a Imperio, en los tiempos de César y Augusto, responde a la eclosión de ese nuevo actor dentro de la política romana.

La segunda parte, llamada «El pueblo elegido», nos permite adentrarnos en la psique del pueblo romano con respecto a sí mismos. Desde la concepción mítica del esforzado, austero y aguerrido pueblo de agricultores del centro de Italia, hasta sus intentos de conexión con la, para ellos, deslumbrante cultura helénica de finales del siglo III a.C.

Cabe resaltar que este choque cultural entre latinos y griegos, así como el sincretismo que experimentaron, nos ha llevado a creer que los romanos únicamente copiaron tal cual la cultura de los habitantes de la Hélade. Un equívoco que Grimal desenreda mostrando el conflicto constante que se producía ante el contraste de ambas formas de ver y enfocar el mundo: el pragmatismo itálico contra la contemplación helénica.

Un punto a resaltar de esta sección es el profundo análisis sobre el origen del derecho romano tan difundido en occidente. Aquí, uno se permite comprender las bases de nuestro ordenamiento jurídico, así como aquellos cimientos que lo descubren como una normativa concebida para agricultores y ganaderos, y cuya capacidad de adaptarse le permitió trascender de su tiempo. Un mayor desglose sobre figura del ejército y la influencia de las artes también corresponden a esta segunda sección.

La última sección, referida a la «Roma familiar», se introduce en lo más profundo de las costumbres de los habitantes de la civitas. Aquellos rasgos de sociedad rural, cuyas conquistas no solo le representaron un aumento de recursos; sino también, en la invasión gradual de costumbres extrañas que fueron creando, quizá, el primer mega mosaico multicultural de la historia del mundo.

En esta sección el autor también despliega razones y explicaciones sobre aquellos hábitos que resultan tan curiosos como extravagantes ante nuestros ojos. Las clientelares relaciones económicas, la superstición constante para tomar decisiones de todo tipo, la esclavitud normalizada y los violentos divertimentos (como los combates de gladiadores) se nos muestran de la forma más humana posible. Esto nos permite comprender la justificación de su existencia y la tremenda importancia que tenían estas actividades para cualquier romano de a pie.

Un excelente ensayo de largo aliento el que Grimal nos presenta. Un discurso claro, lógico y limpio que nos permite comprender las bases romanas de nuestra civilización, tan arraigada (incluso más de lo que imaginado) en el día a día de nuestra vida pública y privada.

Las citas

«Todo el que posee una parte del poder tiene que por misión fundamental asegurar el mantenimiento del orden, aquel orden que, según hemos visto, era la preocupación que obsesionaba el espíritu romano».

Parte II: El pueblo elegido, capítulo 4.

Contexto: Con esta aseveración, Grimal expone claramente cuál era el sentimiento más hondo de un romano. Una delicada danza entre lo nuevo y lo antiguo; entre la innovación y la tradición, en donde siempre primaba lo último. Aunque, como todo lo que es humano, no puedo evitar su mutación constante.


«Los historiadores modernos se complacen en proclamar que una de las causas de la decadencia romana fue la intervención de los pretorianos en la política; juicio severo, sin medias tinas, sugerido por la lectura de Tácito, que es el espíritu más claramente partidista de entre todos los escritores antiguos y el menos apto para comprender la verdadera complejidad de los problemas. Si es verdad que los pretorianos impusieron a la muerte de Calígula la elección de Claudio como emperador, no lo hicieron sino después de dos días de dudas, de cabildeos, durante los cuales el Senado se mostró incapaz de resolver por sí solo la crisis gubernamental. En medio de la confusión general, únicamente los pretorianos se hicieron sentir porque solamente ellos estaban en condiciones de expresar una opinión simple y clara.»

Parte II: El pueblo elegido, capítulo 5.

Contexto: A partir de esta deducción, que toma en cuenta el detalle del tiempo (entre la muerte de Calígula y el nombramiento de Claudio emperador), se denota una acción que consolida a las milicias como nuevos actores para resolver la crisis política constante que vivía Roma. Esta anecdótica situación permite ver que el poder busca y, finalmente, encuentra un basamento válido sobre el cual proceder.

Datos sobre el libro

  • Título original: La civilisation romaine
  • Título en español: La civilización romana. Vida, costumbres, leyes, artes.
  • Autor: Pierre Grimal (Francia)
  • Edición original: 1960

Puedes descargar el libro en versión PDF, MOBI o EPUB haciendo clic aquí.

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