Fantasía

Harry Potter y la piedra filosofal – J. K. Rowling

En una de las calles típicas de Londres, bajo las escaleras de la casa de sus aborrecibles tíos, un huérfano descubrirá que es el mago más famoso del mundo. Una realidad que trascenderá las páginas de sus libros y se convertirá en realidad. Un cuento que se transformó en una de las referencias ineludibles de la cultura del los años 2000.

A pesar de los rechazos iniciales, J.K. Rowling persistió en la idea de un mundo mágico que convive en paralelo con el mundo real (no mágico), permitiendo que la imaginación de cientos de niños y adolescentes disfruten imaginando que la magia existe, tan cerca como es posible. Tan cerca que puede ser real.

Por: Jherson R. García

Lo primero que uno puede notar cuando lee el primero de los libros de Harry Potter es el tono superinfantil en el que está escrito. A estas alturas, habiendo visto las películas y entender cuál será el final de la saga, uno se asombra de notar el estilo, diálogos y ritmo tan elemental que tiene la historia. No es que uno la rechace por ello; por el contario, uno se ve atraído a continuar con cada uno de sus capítulos. Pero, justamente por ello, resulta grato como un cuento de niños puede sembrar las semilla de la curiosidad y rescatar valores tan apreciables que nos permiten disfrutar la lectura y pedir más.

Evidentemente, existe una idea manida como inicio de la historia, un inicio que es tan sencillo y hasta ingenuo que, en opinión mía, arrastrará un basamento muy débil en las siguientes entregas. Cuál cuento clásico, Harry es un niño huérfano que vive en la casa de sus desalmados tíos, su única familia. Tan malvados son sus tíos que lo obligan a vivir en el agujero bajo la escalera, usar ropas andrajosas, obligarlo a cocinar (¡con tan solo 10 años!) y nunca celebrarle un cumpleaños. Para encontrar a alguien que pueda vivir peor que el pequeño Potter habría que buscar entre las princesas de Disney de los años 40.

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Los hijos de Húrin – J.R.R. Tolkien

En el legendarium del gran autor británico, El señor de los anillos es solo una de las grandes historias que fueron desarrolladas en el universo de la Tierra Media. Durante años, Tolkien trabajó incansablemente en construir un mundo de leyendas y héroes míticos que serían protagonistas de epopeyas únicas, reflejando los dramas y sentimiento humanos con la más notable de las purezas.

Los hijos de Húrin es una de esas historias. Mencionada como un antiquísimo relato ya en los tiempos de Frodo y el Anillo Único, este mito es la versión «tolkiana» de Edipo Rey, la tragedia de un príncipe que, por más que lo intenta, no puede escapar de su destino.

Por: Jherson R. García

En el gran teatro clásico griego, Edipo, rey de Tebas, es un personaje de leyenda. Atado a su destino, Edipo es el causante de inimaginables desgracias tanto en su familia como en el pueblo al que gobernaba. A pesar de sus intentos, el personaje recogido por Sófocles nunca puede escapar de aquel dramático sino de su vida. Para Edipo, no existe alternativa, la desgracia vive en él y lo acompaña hasta el fin de sus días.

En la mitología creada por J.R.R. Tolkien, Túrin Turambar es Edipo. Hijo de Húrin, uno de los grandes capitanes de los hombres en los tiempos antiguos, la fatalidad es inherente a la vida de Túrin. Adosada a su existencia, esta fatalidad lo llevará hacia el desenlace crítico y mortal de su propio linaje. Tras cada desventura, Túrin va creando un cuadro más sombrío del sí mismo, un dibujo más alicaído de la ruina de los hombres de su pueblo y que, tras una breve esperanza de una vida mejor, se desbarranca debido al poder de una inevitable maldición.

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Veinte mil leguas de viaje submarino – Julio Verne

Los océanos ocupan 361 000 000 kilómetros cuadrados de la Tierra ocupando casi el 70% del planeta. Se divide convencionalmente en cinco regiones: el Atlántico, el Pacífico, el Índico, el Ártico y el Antártico. A pesar de estar tan cerca, conocemos más de la luna y algunos planetas cercanos que de las profundidades del mar. Con profundidades de hasta casi 11 kilómetros, ¿imaginan un viaje para llegar a los rincones más desconocidos de este hábitat?

Julio Verne lo imagino y en 1869 publicó una de sus más famosas novelas, que combinan ciencia y literatura. A bordo del Nautilus, el capitán Nemo nos lleva a recorrer los vastos mares del mundo, descubriendo sus secretos y maravillándonos con su visión de la vida.

Por Jherson Rubén García Danós

La historia del profesor Pierre Annorax comienza en un puerto de Nueva York. Incluido como tripulación del Abraham Lincoln, parte en busca de la captura de un supuesto monstruo marino que está aterrorizando el imaginario de las costas americanas y europeas. Annorax cree que es un cetáceo de características peculiares, pero tras su encuentro con el supuesto animal, da con una maravilla de la ingeniería humana: un submarino de enormes proporciones, con gigantescos e ingeniosos recursos, comandado por un misterioso capitán. De acento inclasificable y profundamente atemorizante, el capitán Nemo le señala a nuestro biólogo francés que ni él, ni su criado Conseil, ni tampoco el arponero Ned Land, podrán salir del Nautilus. Comienza así las veinte mil leguas de este viaje submarino.

Resulta realmente fascinante observar la imaginación de Verne al momento de escribir el libro. Son tan vívidas las descripciones que uno puede realmente sentirse transportado al mítico artilugio y observar a través de sus ventanas las peculiaridades de la flora y fauna de los fondos del mar. Incluso, nos sentimos en la capacidad percibir en carne propia las caminatas que se hacen por los diversas profundidades del océano. Los mares de coral en el Pacífico, los campos de perlas del Índico o las ruinas de la mítica Atlántida. Todo se puede sentir tan cercano, que uno supondría a Verne hubiera sido un oceanógrafo y buzo consagrado (que jamás lo fue). Tomando en cuenta que el submarino se inventó en 1890, y Verne murió en 1905, es incomparable el ejercicio de imaginación que prolífico autor francés aplicó para lograr detallar cada página de esta obra.

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El señor de los anillos: el retorno del Rey. – J.R.R. Tolkien

Esperanzador e inspirador. La tercera y última parte de la más grande historia de fantasía del siglo XX nos regala un desenlace cargado de epicidad y heroísmo. Las historias de amistad y entrega hacia la causa encuentra en las últimas páginas de la obra de Tolkien un final espectacular.

Por: Jherson Rubén García Danós

Es difícil para nosotros pensar en que El señor de los anillos es un libro único. Que la división en tres partes fuera un tema editorial antes que una decisión del autor. Sin embargo, esta característica ha permitido una serie de formas de lectura que enriquecen el disfrute de esta epopeya fantástica del siglo XX.

Dividir la lectura de cada uno de los volúmenes de forma aislada permite denotar de forma concreta como se dibuja la historia en tres tiempos distintos. Mientras que La comunidad del anillo inicia con la emoción por ser parte de una difícil e importante misión pero que cae en la contradicción y desesperación al denotar lo difícil que resulta llevarla a cabo; Las dos torres, por su parte, reclama la profundización de esa contradicción en el interior mismo de cada uno de los personajes, clavándose de forma insistente más en sus miedos más escondidos. El retorno del rey, en cambio, dibuja la superación de aquel miedo en virtud de la motivación y empuje de los amigos. Ya no importa seguir adelante por uno mismo, sino, únicamente por aquellos que aún confían y creen en ti.

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