En el ocaso del siglo XX, Huamanga, capital de Ayacucho (Perú), encadena una serie homicidios que causan la desesperación de varios agentes de la justicia y el orden en la zona. Félix Chacaltana Saldívar, fiscal distrital adjunto, se ve rodeado de la religiosidad de un pueblo en una Semana Santa llena de festividades populares y la sospecha del retorno del sanguinario grupo terrorista Sendero Luminoso.
En un relato ágil, lleno de suspenso y detalles fascinantes, Roncagliolo encaja una novela policiaca que te mantiene al tope de la intriga y ganas de más. Una interesante investigación que arroja un suceso que, a todas luces, pudo haber sido real.

Por: Jherson R. García
En septiembre de 1992, el Grupo Especial de Inteligencia de la policía peruana capturó a Abimael Guzmán Reynoso, líder del autodenominado Partido Comunista del Perú, y que, para diferenciarlo de otros grupos con el mismo nombre, era conocido como Sendero Luminoso. A partir de la caída de Guzmán, el rápido y progresivo declive de las acciones terroristas, que iniciaron en 1980, hizo sentir a la población peruana que la amenaza de la sangrienta Lucha Armada comunista había concluido. Huamanga, señalada como la cuna del movimiento, se enfrentaba al largo proceso de recuperación de la moral y la tranquilidad que la transformara en un lugar de paz para sus habitantes y un destino interesante para los turistas. En ese proceso, la revalorización de la Semana Santa, tan importante como mística para los propios huamanguinos, se transformaba en uno de los principales símbolos de los nuevos tiempos.
Con la esperanza de ese nuevo provenir, Félix Chacaltana, huamanguino de nacimiento, vuelve a su ciudad con la esperanza de constituirse como agente de ese resurgir. Chacaltana es un fiscal adjunto provincial, primer escalafón en la carrera en la Fiscalía peruana. Imbuido de teoría del derecho y creyente, a pie juntillas, de la legislación oficial, nuestro protagonista no duda un centímetro al considerar que el Perú es lo que la Ley dice que es. Pero en aquella Semana Santa del 2000, nuestro fiscal entenderá que su país y su ciudad no se ajustan a compendio normativo alguno.
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