Sociedad

Expiación – Ian McEwan

La mente y el ego de una niña que, en su intención de razonar como adulta, confunde una situación y causa una desgracia en su propia familia. El ego creciente de una personalidad que insiste en afirmarse como madura, a partir de una conclusión propia y que, al intentar imponerla, trae tormento y drama a más de un ser querido.

Compleja en su primera parte, la novela de McEwan se va explicando a sí misma a lo largo de la narración. Tal cual el título del libro, el texto nos muestra una expiación tanto de la protagonista como del mismo relato, al punto de que los embrollos expresados en sus primeras páginas terminan encontrando una lógica dramática en los capítulos que les suceden.

Por: Jherson R. García

En los albores de la Segunda Guerra Mundial, Briony Tallis, la hija menor de una familia inglesa de clase alta, insiste en sentirse una mujer adulta a sus trece años. Con base únicamente en el gusto por la lectura y su vocación de escritora, y a partir de sus propias deducciones y razonamientos para comprender y crear personajes en sus obras teatrales (un simple juego para el resto de su familia), se autoconsidera madura para entender las relaciones entre los seres humanos y así determinar sus comportamientos y prever sus acciones. Por ello, califica a los demás de una manera muy fácil y resolutiva, sin pensar en las consecuencias que ello puede provocar.

Es a partir de esto que se comienza a tejer el drama familiar que los Tallis vivirán cuando Briony, no solo confunda una situación románica y pasional con un intento criminal; sino también, lo extrapole a un crimen real, provocando la división completa de la familia a partir de su insistencia al señalar que su visión de lo acontecido era una verdad inexcusable. La menor de los Tallis no solo mandará a prisión a Robbie Turner, un amigo (casi hermano) de la familia; sino que producirá que Cecilia, su hermana, enamorada de Turner, decida romper relaciones con su núcleo familiar al darse cuenta de que era la única que tomaba el relato de Briony como un imposible.

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Confesiones de Tamara Fiol – Miguel Gutiérrez

Un periodista de guerra extranjero llega a una Lima aún acosada por el terrorismo. Tras un reportaje que causó sensación, nuestro cronista queda embelesado por la historia de amor/odio de una antigua militante comunista con un extraño y ególatra personaje del momento.

Aunque algo confusa, Gutiérrez intenta contar la historia de una mujer compleja en un escenario aún más complejo, atrapada en una relación que hoy llamaríamos tóxica. Un vínculo que la trastorna no solo en lo emocional, sino que llega incluso a la afectación física.

Por: Jherson R. García

A Morgan Scott, periodista de guerra estadounidense, no le pareció suficiente el reportaje que realizó sobre las mujeres de Sendero Luminoso, el grupo terrorista que asoló el Perú en los años 80 e inicios de los 90. Atrapadas en sus blindadas corazas mentales, Morgan sitió una ausencia de humanidad que no le parecía real. A través de referencias, buscó a Tamara Fiol, una conocida militante de grupos de izquierda radical que, ahora en muletas, fue mencionada como un personaje femenino diferente, como una mujer de convicciones prácticas y actitudes resolutivas, y que, aparentemente, perdió el norte de su lucha debido a una relación amorosa con el desagradablemente extraño Raúl Arancibia.

La historia de Gutiérrez es sumamente ambiciosa. Intenta mostrar a un personaje femenino complejo, de ideas fuertes y con un pasado que ella misma convirtió en legendario. Una mujer liberada de torpes ataduras morales y preocupada por disfrutar de la vida, a la vez de estar comprometida con las luchas sociales de su tiempo. Aunque atrapada en las estériles conflictos ideológicos de la izquierda de su tiempo (comunistas contra anarquistas, pro moscovitas contra pro pekineses), Fiol es un fiel y pragmática cuadro revolucionario que, sin embargo, encuentra un punto de quiebre al dar con Arancibia. Todo ello, contando desde el punto de vista de Morgan Scott, nuestro neoyorquino corresponsal en el Perú de aquel tiempo.

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La pena máxima – Santiago Roncagliolo

Durante la fiesta más importante del fútbol, una maquinaria de aniquilamiento internacional recorre Lima y Buenos Aires. La Copa Mundial de Fútbol de 1978 es recordada como una de las formas más ruines de la utilización política del deporte. La dictadura argentina usó la popularidad del fútbol para intentar lavarse la cara ante el mundo, una cara manchada de asesinatos, violaciones y atentados contra la humanidad que fueron ampliamente conocidos tiempo después.

Santiago Roncagliolo vuelve sobre el personaje de Félix Chacaltana Saldívar, ahora asistente de archivos en el Palacio de Justicia peruano, quien, en su mente infinita de procedimientos y normas, intenta explicar el mundo a partir de las leyes vigentes; comprendiendo en el camino que, la realidad de los hechos trasciende y quiebra cualquier intento de estructurarla en una simple seguidilla de pasos.

Por Jherson R. García

En 1978, la undécima edición del campeonato mundial de fútbol fue realizado en Argentina. Tras el torneo de 1962, el más atractivo evento deportivo del orbe volvía a Sudamérica; específicamente, al Río de la Plata, lugar en donde el balompié goza de un fanatismo indescriptible. Las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza y Rosario fueron testigos de la primera consagración de la Selección Argentina de Fútbol en un torneo cuya su organización resultó terriblemente corrupta, abusiva y dictatorial. Un aparato militar opresivo que, liderado por el general Videla, terminó dirigiendo e inaugurando aquella mancha que quedará por siempre en los anales del deporte rey.

Pero no solo Argentina sufría un dictadura en dichos años. En el Perú, Francisco Morales Bermúdez se aseguraba de que las elecciones para elegir una asamblea constituyente no le representara problemas ni a él ni a sus allegados. Habían pasado casi tres años de haber dado un giro completo al llamado Gobierno Revolucionario de su antecesor, el también dictador Velasco Alvarado, y ahora coordinaba con otros militares de la región el llamado Plan Cóndor, la estrategia multinacional que, justificada como una lucha contra el comunismo internacional, buscaba erradicar todo aquel que se consideraba enemigo político y personal.

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Melocotones helados – Espido Freire

Tres Elsas. Tres mujeres marcan el devenir una familia a lo largo de tres distintas generaciones. Abuelos, padres y nietas están atadas por un mismo nombre: Elsa, la hermana que se perdió un día cualquiera a las afueras de su ciudad natal y que jamás volvió a aparecer.

Espido Freire narra una historia fragmentaria, cuasi caótica, de preguntas y respuestas constantes de una familia que va descubriendo su pasado y entendiendo su presente. Un presente lleno de secretos que se revelan en forma de pequeñas piezas, algunas de ellas de alegrías y otras, no pocas, de tristezas y desgracias.

Por: Jherson R. García

El título del libro evoca el postre que Antonia, la abuela de la familia, preparaba en su natal Duino, en el exitoso negocio de pastelería que regentaba tras la guerra civil española. Una receta que, tras su muerte, quedó en el olvido y nadie más pudo volver a realizar. Tan en el olvido como cientos de secretos que fueron germinando dentro de su propia familia a lo largo del tiempo, Desde Esteban, el abuelo, con aquel romance frustrado e inconcluso que arrastró durante años (sin superarlo, aún estando ya casado) y la tragedia de que su única hija, Elsa, se perdiera en los campos cercanos a su pueblo siendo solo una infante, en conjunto con la culpa que arrastraron sus otros hijos, Carlos y Miguel, responsables de cuidar a su hermana aquel fatídico día.

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