Drácula – Bram Stoker

Encumbrado en la fama por sus múltiples representaciones cinematográficas, el legendario vampiro se encuentra descrito en una novela epistolar bastante singular. Salvo los primeros y últimos capítulos, el conde Drácula es solo una presencia referencial que acecha a los protagonistas la novela que lleva su nombre. El terror y miedo se acrecienta de a pocos, como la misma niebla londinense, atrapando y sobresaltando al lector en su lucha contra este no muerto.

Durante mucho tiempo, la novela de Stoker permaneció marginal a la gran literatura. Considerada un relato de segundo orden, la popularidad de su personaje se vio acrecentada por su magnetismo entre la gente, creando la imagen moderna del vampiro actual, a imagen y semejanza del gran conde de los Cárpatos.

Por: Jherson R. García

De acuerdo con la Wikipedia, el conde Drácula es el personaje más representado en la historia del cine con más de 270 películas y contando. La idea del vampiro moderno es un arquetipo creado por estas películas, sobre todo las de Bela Lugosi (en la década de 1930) y Christopher Lee (en 1958), con traje de sastre con solapa levantada, colmillos prominentes, sediento de sangre (principalmente joven y femenina) y capaz de convertirse en un murciélago volador a la luz de la noche; sin embargo, estas ideas son provenientes de la definición dada por Bram Stoker a finales del siglo XIX; quien, tras su interés por el folklore rumano, tomó (y trastocó) los mitos eslavos de las poblaciones cercanas a los montes Cárpatos para crear una especie y un personaje con un impacto inimaginable.

Una de las primeras cosas que llama la atención de la novela es que resulta un escrito epistolar, un género no muy usado actualmente. La novela no es una narración literal de un protagonista o narrador externo; sino, una colección de escritos de los diarios personales de los personajes, cruzado con memorandos, telegramas y cartas. Todos estos escritos son presentados a modo de recuerdos de los protagonistas sobre situaciones que acaban de pasar o pensamientos que tienen sobre lo que están experimentando. Todos, a excepción de Drácula. Al inicio, esta característica causa extrañeza; pero, conforme se avanza, permite comprender una novela de tipo coral en donde el lector puede comparar las emociones, sentimientos y pensamientos de los personajes con respecto a un mismo punto: el descubrimiento y posterior terror que les causa este hombre enigmático que ha viajado desde Rumania hacia Londres provocando eventos tan paranormales como terroríficos.

Evidentemente, Drácula, como cualquier otro libro, es una novela de su tiempo. Las formas y maneras en la que los protagonistas se interrelacionan entre sí está cargada de diálogos bastante grandilocuentes, pero ello no quita seguir y sentir el pavor de estar siendo rodeados por el enigmático conde, ni sentir pulsión hacia su captura. Otro detalle a considerar en el texto tiene que ver con la insinuación sexual que trasciende el relato, algo que se intuye constantemente, haciéndolo sutil y elegante, pero que nunca es abiertamente hablado ni expresado; contrastando esto de sobremanera con la película de Francis Ford Coopola de 1992 (que, aunque considerada la más exacta, no lo es tanto al ser comparada por el libro).

De los personajes, quizá Drácula se lleve toda nuestra atracción; pero, como hemos señalado, este casi no aparece en la trama central del libro, sino que es tratado como una presencia envolvente. Los que realmente toman el protagonismo son Mina Harker (al principio, Mina Murray, por su apellido de soltera) y Abraham Van Helsing. En el caso de Mina, ella es lo opuesto del Conde y a quien este quiere, por todos los medios, transformar en una de su especie. La lucha de todos se reduce en evitar que Mina se transforme en una vampiresa. Aunque, como se ha dicho, el libro sigue siendo producto de su tiempo, Mina no resulta ser una mujer tan débil como todos (hasta ella misma) piensa, sino que es capaz de plantarle cara al terror y entender su labor en la misión diseñada para atrapar al protagonista principal.

En paralelo, se debe reconocer que no solo el conde es un personaje incorporado a la cultura popular por parte de Stoker. Aunque no tan famoso como el vampiro, Abram Van Helsing es el modelo de enemigo para todos los vampiros y seres sobrenaturales. Sabio, estudioso, extrovertido, algo loco y muy poco ortodoxo, Van Helsing emplea métodos nada comunes para situaciones imaginables para la razón humana. Su misión en la vida es destruir a rey de los no muertos, y esta comienza con convencer al resto de personajes sobre la existencia de esta especie, y de temer todo el poder de Drácula, su príncipe.

La novela de Bram Stoker es excelente para una lectura sencilla, pero expectante. Constante en su narración, pero simple de entender, con una tensión que va a aumentando de forma escalonada hasta un remate bastante bien logrado. Una novela que uno puede tomar y disfrutar durante un largo tiempo, con capítulos cortos que permiten respiros para un lector ocupado y una temática que siempre lo hace volver para continuar y de descubrir su final. Drácula es un personaje trascendente en su forma original, que tiene un estilo elegante de transmitir terror y expectación a la par.

La cita

«-Desde que llegaron a mis manos, he estudiado una y otra vez los documentos relativos a este monstruo; y cuanto más los examino, más convencido estoy de la necesidad de acabar con él definitivamente. Por todas partes hay señales de su progreso; no solo en cuanto a su poder, sino también por la certeza que tiene de él. Por lo que podido enterarme a través de las investigaciones de mi amigo Arminio de Budapest, en vida fue un hombre de lo más asombroso. Soldado, estadista y alquimista…, actividad que representaba la cumbre del saber científico de su tiempo. Poseía una inteligencia extraordinaria, una erudición incomparable, y un corazón que no conocía el miedo ni el remordimiento. Se atrevió incluso a asistir a la Escoliomancia, y no hubo rama del saber de su época que no probara. Pues bien, sus facultades mentales sobrevivieron a su muerte física; aunque parece que ha perdido algo de memoria. En algunas facetas intelectuales ha sido, y es, solo un niño; pero está progresando, y algunas cosas suyas que al principio eran pueriles ahora parecen propias de un adulto. Le gusta experimentar, y lo hace bien; y de no habernos cruzado nosotros en su camino, ahora sería (y todavía lo puede ser si fracasamos) el padre y propagador de una nueva clase de seres, nacidos para la muerte, no para la vida.»

Capítulo XIII. Diario del Dr. Seward.

Contexto: El profesor Van Helsing les revela a todos quién es Drácula como enemigo y cuál es el propósito que tendría. Más allá del momento propio dentro de la narración, la cita refleja el conocimiento que Stoker tenía sobre Vlad Tepes o Vlad III, príncipe de Valaquia, un sanguinario guerrero de mediados del siglo XV, sobre quien se basó libremente para crear esta historia. En la novela, el autor hace que el conde Drácula sea o su reencarnación o uno de sus herederos (sin que ello quede totalmente claro), mezclando de esta manera hechos históricos con los mitos propios de la región de los Cárpatos.

Enlaces del libro

  • Nombre original: Dracula
  • Autor: Abraham «Bram» Stoker (Reino Unido)
  • Primera edición: 26 de mayo de 1897
  • Edición revisada: Planeta, 2019
  • Traducción: Juan Antonio Molina Foix

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