Noticia de un secuestro – Gabriel García Márquez

A inicios de los años 90, Colombia vivía uno de los momentos más sangrientos y crueles de su larguísimo conflicto interno. Tres partes se disputaban abierta y constantemente cada centímetro del país sudamericano, dejando a la ciudadanía presa de cualquiera arrebato y amedrentamiento que pudiera realizar. El Estado colombiano, las guerrillas políticas y los cárteles del narcotráfico ejercían la violencia en una casi igualdad de condiciones que mantenían en vilo, día a día, a los personas de a pie.

Dos de los colombianos más famosos del mundo son parte de esta historia. Pablo Escobar Gaviria, quizá el narcotraficante más famoso del mundo, y Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura, quien fuera el responsable de traernos esta historia cruel, pero también con esperanza.

Por: Jherson R. García

Imagine un día cualquiera, usted o un familiar cercano sale a trabajar o estudiar y, de pronto, es víctima de un secuestro. La tensión y el miedo serían los protagonistas de una historia imposible de imaginar. Aquella era la realidad del pueblo colombiano hacia fines de los 80 e inicios de los 90. García Márquez, con su extraordinaria pluma periodística, nos trae a colación la parte final de un enorme juego de ajedrez, en el cual el secuestro sistemático de personas era parte de una estrategia de negociación y presión por parte del grupo de narcotraficantes conocido como Los Extraditables.

Conformado, principalmente, por los cabecillas del cártel de Medellín, Los Extraditables era un grupo de narcotraficantes que quería evitar, a toda costa, su extradición desde Colombia hacia los Estados Unidos. Conscientes de que sus mecanismos de influencia y modus operandi no tendría efecto en tierras norteamericanas, además de las, muy probables, (en la práctica) cadenas perpetuas que tendrían que enfrentar, comenzaron a realizar acciones de presión para que el Gobierno colombiano desista de esa política.

Entre los que conformaban este grupo, Pablo Escobar era quizá el cabecilla más reconocible. Un hombre con una inteligencia y lectura política única, con capacidad de líder e influencia, estaba acostumbrado a una toma de decisiones autoritaria y, por ello, altamente efectiva. Con recursos ingentes, pero que no le estaban siendo de ayuda para lograr su propósito, y sin temor a la violencia como medio de negociación, decidió que amenazar de muerte de los familiares de un conjunto de políticos reconocidos era una opción viable de trabajo.

En cada una de las páginas de esta crónica periodística, García Márquez nos transporta a los escenarios íntimos de los protagonistas. Con esa capacidad de combinar el plano interno de un personaje con el ambiente que lo rodea, uno entra a las casas de los familiares de los secuestrados, sufre con ellos y se angustia de no entender cómo será posible lograr la liberación de esposas, hermanas y amigos. Asimismo, también se traslada a las reclusiones de los secuestrados, en zonas de Medellín o Bogotá, empatizando con sus miedos, tedios y angustias; viendo, a través de sus ojos, a esos otros actores, sus guardias y captores, víctimas y victimarios de un sistema que ellos mismos han elegido.

La tensión de la historia tiene un ritmo ineludible y avanza con esos altibajos de unas negociaciones que generan tantas expectativas como frustraciones. La declaración inicial del autor de que no todos los secuestrados saldrán con vida (que hace recordar a la primera línea de Crónica de una muerte anunciada) logra incomodarnos de sobremanera; pero, a su vez, nos impulsa a saber cómo finalmente conseguirán regresar los sobrevivientes. Las emociones de los negociadores, las visitas al Presidente del Gobierno, la tristeza de los familiares de los fallecidos, las complejidades legales de los procesos y la imposibilidad de encontrar una solución viable rápida… Todo se transforma en una amasijo de situaciones intrincadas, entrelazadas y presentadas de una manera que solo García Márquez logra: un impacto emocional sobre cómo pudo haber una sociedad que haya vivido así.

Un punto singular tiene que ver con la forma de presentar a Pablo Escobar. Para una persona que solo conoce la historia de la guerra del narcotráfico en Colombia y la figura de Escobar de forma muy superficial, el libro le permite entender cuál era el peso de esta figura en aquel tiempo. En los primeros capítulos, el capo antioqueño casi no es mencionado sino como una figura lejana y, a medida que avanza la trama, se va convirtiendo en un personaje tan clave como inaccesible para lograr la solución definitiva. Escobar casi no menciona palabra alguna (y las pocas que hace, en los últimos tres o cuatro capítulos), pero se transforma en aquella figura en la sombra que crece y participa de todas las acciones, aun sin hablar ni estar físicamente presente.

Un genial ejemplo de periodismo es entregado por García Márquez en esta obra. Con una narración que te mantiene concentrando y con detalles precisos a lo largo de ella. Un estupendo ejemplar para conocer algo de la historia de Colombia, de la emociones humanas, de periodismo de calidad y de una literatura cautivadora.

La cita

«Los guardianes no ocultaban la emoción de sentirse de algún modo dentro de la intimidad del programa. «Doña Maruja -decía uno-, cómo es de joven el doctor Villamizar, cómo está de bien, cómo la quiere.» Esperaban que Maruja les presentara alguna de las hijas para salir con ellas. De todos modos, ver aquel programa en el cautiverio era como estar muertos y ver la vida desde el otro mundo sin participar en ella y sin que los vivos lo supieran. El día siguiente, a las once de la mañana y sin ningún anuncio, el mayordomo y su mujer entraron en cuarto con una botella de champaña criolla, vasos para todos, y una tarta que parecía cubierta de pasta dentífrica. Felicitaron a Maruja con grandes manifestaciones de afecto y le cantaron Happy birthday, a coro con los guardianes. Todos comieron y bebieron, y dejaron a Maruja con conflicto de sentimientos cruzados.»

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Contexto: Maruja Pachón, esposa de Alberto Villamizar, se encuentra secuestrada por semanas. Luego de pasar por una ruleta de emociones y miedos, comienza a entender cierta humanidad en sus captores. No son animales ni seres insensibles. Ven con ellos los programas de televisión que pedían su liberación e incluso participan fervorosamente en una celebración de cumpleaños para ella. Maruja entiende que son seres humanos tan víctimas como ella y victimarios como sus patrones.

Datos del libro

  • Nombre: Noticia de un secuestro
  • Autor: Gabriel García Márquez
  • Publicación: 1996

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