Harry Potter y las Reliquias de las muerte – J.K. Rowling

En el último de los libros del mago más famoso de los últimos tiempos, se desarrolla el encuentro definitivo entre protagonista y antagonista. Las fuerzas de Lord Voldemort y los leales a Harry se encuentran en las jardines de su escuela para dirimir el final de una historia que dejó de ser un simple cuento de niños.

En las entrega final de la saga, Rowling intenta cerrar todos los círculos creados. A veces apurando algunas cosas, y otras con giros poco lógicos, pero que, no por ello, pierden la esencia de lo cautivante de esta historia adolescente que, a pesar de los años, sigue atrapando a muchos en el mundo.

Por: Jherson R. García

En realidad, antes de iniciar el texto, todos entendemos cómo va a acabar la historia de Harry Potter y Tom Riddle (Voldemort). Es inimaginable un final sin que la victoria de sea de Potter y sus amigos, tras siete libros a cuestas. La tensión no se centra, por tanto, en conocer el final obvio, sino en saber cómo acaecerá ese final y, además, como cerrarán los círculos secundarios que ganan tanto (y hasta más) interés como el principal.

En primer lugar, la ausencia de Dumbledore, personaje sobre el cual se trabajó mucho en los últimos dos libros es sin duda un situación que, para bien o para mal, afecta mucho a la trama. En anteriores libros, los personajes se mueven al compás de los planes del exdirector de Hogwarts. Ya anteriores entregas nos muestran una trama basada en un plan que tiene Dumbledore, que los protagonistas tienen que cumplir e ir descubriendo a la vez, y Las Reliquias de la muerte no va a ser la excepción. Sin embargo, al no estar ya presente como personaje, es imposible para Harry, Hermione y Ron poder preguntarle directamente a su profesor qué es lo que deben hacer. Los personajes saben que siguen en un plan del Dumbledore, pero ahora tienen que descubrir por sí mismos cómo enfrentarlo y solucionarlo, a la vez que ponen a prueba su propia amistad. Por primera vez, Harry no tienen a ninguno de sus “padres” consigo para guiarlo.

Otro punto por destacar es que esta resulta la única entrega en el cual la mayoría de hechos principales no se realizan en Hogwarts. La vuelta al colegio solo se produce para tener un escenario ideal para la batalla final, más no es un protagonista en sí mismo como en anteriores ocasiones. Cuál obra de teatro, las anteriores entregas contaban con un montaje basado en un solo escenario central, que ahora cambia a un conjunto de locaciones tan disímiles como de rápido intercambio. Eso claramente favorece al desarrollo de la relación entre los tres personajes principales.

A esta situación que le imprime mucha velocidad a la narración, hay que agregarle un punto que, a opinión particular, me parece a destacar: el romance entre Ron y Hermione, que resulta vital para acrecentar y entender la soledad de Harry. Es decir, aún alejados de todos, aun sabiendo que sus mejores amigos están acompañándolo en el fin del mundo, dispuestos a morir por él, Harry entiende que ellos se tienen el uno al otro; por consiguiente, él, aun teniéndolos cerca, sigue estando solo. En otras palabras, el viaje de siete años, cada vez más oscuro y peligroso, ha unido a Ron con Hermione en ese sentimiento mutuo por Harry y que, aunque el libro no señala abiertamente, los ha orillado a reconocerse mutuamente en un amor que supera lo fraternal. Los tres han tenido que renunciar a todo lo que querían por su amistad, pero, en ese camino, los amigos de Harry comparten un sentimiento del cual este último no puede ser parte. La soledad de Potter es más marcada por el romance de sus amigos. Esto no evita criticar que el romance es muy tardío y conveniente para la trama. Es notorio que Rowling no quiso enfrentar la escritura de la relación de ambos como enamorados oficiales con anterioridad; sin embargo, resulta sorprendente descubrir que la misma autora sopesó, inicialmente, hasta muy entrada la saga (según entrevistas, hasta finalizar el cuarto libro) que la pareja de Harry sería Hermione, cuando desde el inicio era evidente la compatibilidad que esta tenía con Ron. Retrasar ese desarrollo solo terminó desfavoreciendo a Ginny Weasley quien, siendo tan secundario, es un personaje que prometía mucho más y quedó desatendido.

Otro punto a rescatar, por extraño, es la participación de Draco Malfoy, otro personaje que comienza a prometer mucho en El Príncipe mestizo y que, hasta la mitad de esta entrega, uno lo sigue con ansias expectantes, y como alguien que va a cumplir una labor trascendental. Lamentablemente, esto no ocurre así, cortando la posibilidad de dar el desarrollo final al rival de Potter y negándolo a concluir lo que Dumbledore había predicho sobre él: que realmente no era una mala persona.

Asimismo, me atrevo a destacar la tortura de Hermione en la mansión Malfoy quizá como el punto más alto en la narración y una alegoría cruda, aunque adaptada, de lo que significa una guerra. Contraviniendo el espíritu de no spoilear en este tipo de entradas, no me queda más que comentar algunos detalles para poder evocar esta genial metáfora. Para el libro (y la película), Hermione es elegida para ser torturada por su estatus de hija de personas no mágicas. El sufrimiento y desesperación tanto de ella como de Ron (quien, ya en ese punto, todos entendemos claramente sus sentimientos hacia ella) es un símil de una violación sexual. Es una representación dulcificada (si cabe el término), teniendo en cuenta el perfil de lectores de esta saga, pero muy explicativa de lo que sucede con muchas mujeres durante una guerra. Un toque de realismo imposible de pasar por alto.

Punto aparte, la batalla de Hogwarts realmente cumple con ese espíritu de gran final y evocación nostálgica. Todos los personajes principales y secundarios se unen por fin en un solo escenario a dar su batalla final. Como lector, uno se embarga en la emoción de reconocer personajes de las diferentes entregas de la saga que retornan únicamente por amistad a Harry, a ser parte de este gran escenario final y definitivo. Sin embargo, existe mucho conflicto para lograr entender el último viaje místico que realiza el protagonista luego de ver a Voldemort en el bosque prohibido. Tan conflictuado resulta este argumento (que además se enlaza fuertemente con la razón de la supervivencia de Harry al ser un bebé, ante el asesinato de sus padres) que la misma autora ha tenido que ir constantemente explicando y justificando estas razones en entrevistas posteriores, cuando debió haber quedado resuelto en el propio texto.

Ahora bien, en dichas alturas, era evidente que la autora se sentía exhausta del esfuerzo creativo de toda la saga. Por ello también esta entrega no alcanza la calidad de, por ejemplo, El cáliz de fuego. Si bien el combate final en Hogwarts tiene un esos elementos descritos que tanto emocionan, el final casi abrupto tras la muerte de Voldemort no hace, sino dejar una sensación de «¿y qué más pasó luego?». Queda en un total limbo los efectos propios de la cruenta guerra que acaban de sufrir todos los personajes, abandonado los problemas psicológicos y sociales que trae el fin de la batalla, centrándose en giros constantes de pocas páginas y que no tienen mucho fundamento en capítulos anteriores. Muchos dirán que la historia estaba destinada a contar únicamente el enfrentamiento de Harry Potter contra Tom Riddle, pero la misma autora abrió tantas aristas a la historia principal que el final se siente demasiado cortante y deja ganas de mucho más. La misma autora lo reconoce al escribir un epílogo de un futuro diecinueve (19) años hacia adelante, que es por demás insuficiente. Este cierre abrupto es una de las grandes razones por las que existen cientos de fanfics destinados a explicar cientos escenarios alternativos y faltantes en la saga.

Empero, a pesar de todo ello, las críticas no restan el gran impacto que produce la historia en el lector. Si bien, lejos de obras maestras de la literatura universal, no es de menospreciar su alcance y el porqué ha logrado ser una de las más vendidas y leídas en el mundo. La capacidad de atrapar al lector y dejarlo con ganas de más es un valor que debe reconocerse. Muchos jóvenes han iniciado su amor por la literatura a partir de estos libros y ello, no es poca cosa.

La cita

«[…] el verdadero señor de la muerte no pretende huir de ella, sino que acepta que debe morir y entiende que en la vida hay cosas mucho peores que morir.»

35 – King’s Cross

Contexto: Cerca a la muerte, Harry entiende realmente cuál era la motivación de Voldemort para realizar todo lo que hizo y donde estuvieron sus fallos críticos en todo su plan. Harry comprende que ha encontrado una oportunidad para vencer, justamente porque hizo lo contrario a lo que su rival esperaba, pues ese tipo de decisiones u opciones estaban fuera de las posibilidades que el mismo Voldemort pudiera considerar como posibles para un ser como él.

Datos del libro

  • Título original: Harry Potter and the Deathly Hallows
  • Título en español: Harry Potter y las Reliquias de la muerte
  • Autora: J.K. Rowling (Reino Unido)
  • Año de publicación: 2007
  • Traducción al español: Gemma Rovira Ortega

Otros enlaces

Deja un comentario