¿Qué pasaría si pudieras separar aquello que no eres, pero que vive dentro de ti?, ¿qué sucedería si aquella personalidad reprimida por años controlara tu ser?, ¿aceptarías la existencia de un yo con otro rostro capaz de dar rienda suelta a ese plano escondido de ti?
La historia de Henry Jekyll y su alter ego Edward Hyde es la metáfora más famosa de ese desdoblamiento de personalidad. Una propuesta seductora transformada en una pesadilla sin control. Acompáñanos a revisar esta historia.
Por: Jherson Rubén García Danós

Imagine por un segundo que es capaz de recoger aquellos pensamientos e impulsos reprimidos desde su infancia. Junte todo ello y cree otro ser humano con dicha personalidad, otro ser humano distinto a usted y con la capacidad de existir. Una parte de usted pero sin ser usted. Imagine a esta persona como vehículo impune para acceder a todo aquello que, por alguna razón u otra, usted desea, pero que niega de forma recurrente por cuestiones morales, éticas y hasta humanas.
Es que, claro, cómo usted podría negar en la soledad de sus pensamientos la existencia de aquellos deseos irrealizables que algún momento lo compungieron. No digo que usted sea una mala persona. No. Solo deseo que reconozca que como ser humano tiene y tendrá siempre una fuerza negativa que se entraña en su naturaleza.
Es aquello lo que Henry Jekyll logró liberar a través de una alquimia desconocida. La efervescencia de un otro yo capaz de comportarse y cometer todo cuánto venga en gana sin tener que dar respuestas a nadie ni cargar con la culpa de nada. Caminando bajo las nieblas de la Londres victoriana, Edward Hyde, contraparte de Jekyll, vive de la manera que su creador es incapaz de hacer. Sin límites, sin vergüenzas, sin «tontas» reglas morales que lo aten a un comportamiento estándar. Mr. Hyde no necesita cuidar ninguna imagen, no necesita abrigar ningún miedo, no le importa mantener ninguna provechosa relación social. Para Jekyll, Hyde es la bendición de desfogar toda la maldad que posee, sin perder nada de lo que tiene.
Sin embargo, es aquí donde Stevenson plantea el punto crítico de esta existencia dual. Para él, la maldad es avariciosa, no soporta compartir su espacio con la bondad o los buenos comportamientos. La maldad consume. Solo espera una oportunidad para ser liberada y tomar control de aquel que cometió la torpeza de dejarla libre. A lo largo de texto, Jekyll va por un camino sin retorno y Hyde conquista rápidamente la vida que durante tanto tiempo le fue esquiva. El mal comportamiento, los insanos impulsos, los pérfidos pensamientos que antes necesitaban una poción especial para aparecer por unas horas; después de unos días, ya no necesita nada para saltar a la palestra de la vida. Mr. Hyde deja de ser el otro yo para convertirse en el yo absoluto. Ahora es Jekyll el intruso, el que debe pedir permiso para aparecer y solo por una cantidad de horas cada vez menor, horas que se reducirán de forma irremediable hasta esfumar por completo la existencia del yo original.
El caso de doctor Jekyll y Mr. Hyde es un clásico de la literatura universal. Un cuento largo, una novela corta; en fin, un relato sencillo y cautivante. Una novela psicológica en códigos policiacos que, aunque a veces discurre en ciertos diálogos un tanto desfasados (la obra es de 1886), encuentran en la confesión de Jekyll un relato desesperado que combina la confesión de parte de un condenado con la historia clínica de un desequilibrado. Una historia que, con ello, explora uno de las condiciones naturales de cualquier ser humano.
LA CITA
“Entonces sentí que tenía que escoger entre mis dos naturalezas. Estas tenían en común la memoria, pero compartían en distinta medida el resto de las facultades. Jekyll, de naturaleza compuesta, participaba a veces con las más vivas aprensiones y a veces con ávido deseo en los placeres y aventuras de Hyde; pero Hyde no se preocupaba lo más mínimo de Jekyll, al máximo lo recordaba como el bandido de la sierra recuerda la cueva en la que encuentra refugio cuando lo persiguen. Jekyll era más interesado que un padre, Hyde más indiferente que un hijo. Elegir la suerte de Jekyll era sacrificar esos apetitos con los que hace un tiempo era indulgente y que ahora satisfacía libremente; elegir la de Hyde significaba renunciar a miles de intereses y aspiraciones, convertirse de repente para siempre en un desecho, despreciado y sin amigos.”
Capítulo 10. La confesión de Henry Jekyll
Contexto: Jekyll se da cuenta de que Edward Hyde lo está consumiendo cada vez más y que tiene que tomar una decisión entre su existencia o la de Hyde. No pueden vivir los dos, pues son contradictorios. La conciencia de lo que significa darle fin a esta dualidad temporal es lo que terminará resolviendo este conflicto.
DATOS DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL
- Título original: Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde
- Título en español: El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde
- Autor: Robert Louis Stevenson (Inglaterra)
- Edición original: Longmans, Green & co., 1886.
- Traducción: Emilio Soulére, 1891
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