Las legiones malditas – Santiago Posteguillo

Existen batallas que cambian el destino del mundo. Existen hombres cuyas hazañas se imprimen de forma ineludible en el devenir de la humanidad. Existen sucesos que sin su realización sería imposible comprender nuestros días.

Roma, Cartago, Zama, Aníbal y Escipión «el Africano». Dos ciudades, un campo de batalla y dos hombres que decidieron el futuro del mundo, de nuestro mundo. Un encuentro inevitable que brindó un punto de partida para el dominio de la cultura romana en todo el occidente del planeta.

Por: Jherson Rubén García Danós

Esta es la segunda parte de la trilogía que Posteguillo dedicara a Publio Cornelio Escipión, conocido como «el Africano». Una colección dedicada al gran general y político romano que fuera responsable de la consolidación de la ciudad del Tíber como la ama y señora del mediterráneo occidental. Una historia novelada, pero escrita a detalle para reflejar una sociedad romana en medio de su transformación desde una potencia local en Italia a la gran referente de la historia del mundo.

La narración inicia con las campañas de Escipión en una Hispania dividida entre de romanos y cartagineses. Los íberos nativos inclinan la balanza con sus alianzas, pero son meros actores secundarios en una batalla que intenta cortar las líneas de suministro de Aníbal, el gran comandante africano que se encuentra saqueando Italia.

A diferencia de la anterior novela, centrada en el contraste de las personalidades de Escipión y Aníbal, así como con el primer senador Fabio Máximo, este libro se concentra en las relaciones de amistad y lealtad que forma el primero con los hombres y mujeres que les son más cercanos. Aún persiste la pletórica de una general romano ecuánime y poco dado a los excesos (aunque esta novela ya presenta mucho más que la anterior), pero incide en el desarrollo del equipo formado alrededor de un líder visionario que sabe alimentar y recompensar la confianza de sus allegados.

Gran parte de este segundo volumen se centra en el vínculo formado con Cayo Lelio, aquel tribuno que jurara a Escipión padre cuidar y dar la vida por su hijo. La amistad entre Lelio y Escipión hijo es el canto central de la narración. En sus vaivenes se mueve la esperanza y desesperanza en la resolución de los conflictos. La batalla en Hispania, el aprovisionamiento en Sicilia y la guerra en África solo se vuelven posible si Lelio mantiene vigente su compromiso de ir con Escipión hasta el final. El general (que se vuelve cónsul) lo sabe y, a pesar de su henchido orgullo y vanidad, sabe reconocer en su segundo al mando la fuerza que lo complementa.

Las legiones malditas también es un libro de tipo militar. Posteguillo describe profusamente las campañas de Hispania y África. Nos permite de ver desde la estrategia política hasta el detalle táctico con el que Roma se abocaba a una conquista. No es solo una descripción grandilocuente de combates singulares (que los hay); sino, un libro de procederes administrativos y logísticos que se movían a fin de que las legiones tengan lo necesario para combatir. Ser una maquinaria militar no solo significa combatir con disciplina; sino también, contar con los recursos necesarios para cumplir una misión.

Sin embargo, esta centralidad casi absoluta del libro en el personaje de Escipión también le hace perder la riqueza de la comparación que tenía su precuela. Lelio no es un antagonista, y por ende, no magnifica del todo la acción de nuestro general y cónsul (luego, procónsul). Aníbal y Fabio Máximo van perdiendo espacio y detalle en las ya abundantes páginas de este libro. Solo Marco Porcio Catón se dibuja como un real, pero esporádico enemigo del Africano. Su participación es más una promesa con miras al tercer volumen de la trilogía.

Netikerty y Sofonisba sí cumplen con equilibrar como personajes femeninos. Un gran acierto si te toma en cuenta lo difícil que debe resultar crear perfiles a personajes que, por ser mujeres, las fuentes han ignorado (en el caso de Netikerty es un perfil inventado, pero que cumple con las expectativas). Emilia, por su parte, aunque con pocas participaciones, complementa ese componente matriarcal que los romanos siempre consideraron esencial en los tiempos de la República, aunque pocas veces los personalizaban.

En fin, un gran texto nuevamente con una documentación abundante, pero que no estorba la lectura. Además, no es vano decir que no necesita de la primera parte para ser entendida, aunque su lectura conjunta se recomiende. Una historia que se cierra en sí misma; pero que, con la misma facilidad, se engasta de gran manera en el gran universo de la novela histórica de tiempos romanos.

LA CITA

«Publio eres procónsul de Roma, general en jefe de las legiones V y VI y eres único magistrado de Roma que ha derrotado por completo a Aníbal en una batalla campal, el único que ha conquistado África. ¿Sabes cómo te llaman los soldados? —Publio negó con la cabeza—. Te llaman Africanus, el conquistador de África. Lo dicen mientras recogen heridos, mientras se acomodan en las tiendas para pasar la noche, mientras se organizan las guardias; […]. Para esos hombres no era ya un procónsul de Roma, o su general, ni siquiera creen que estés bendecido por los dioses, para esos miles y miles de legionarios eres tú mismo un dios.»

Capítulo 92. El adiós de un soldado

Contexto: Publio Cornelio Escipión no siempre fue llamado «el Africano». Tras la batalla de Zama, su principal tribuno Cayo Lelio le hace ver lo magnífico del logro cometido. Aníbal, el más grande terror que Roma conociera, había sido derrotado en su propia tierra. Cartago dejaba su paso en la historia y los hijos de Rómulo tomaban la posta en el concierto de la historia.

DATOS DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL

  • Título original: Las legiones malditas
  • Autor: Santiago Posteguillo (España)
  • Edición original: Ediciones B, 2008.

Puedes revisar el texto en PDF haciendo clic aquí.

Puedes revisar mi resumen de la Africanus, el hijo del cónsul, primera parte de esta trilogía, haciendo clic aquí.

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