La obra maestra del cine que es la película de Francis Ford Coppola no habría sido la misma sin el trabajo anterior de Mario Puzo. Neoyorquino de origen italiano, Puzo encontró en su propia historia los primeros trazos de lo que sería una relato intrigante y revelador. La mafia siciliana que operaba en los bajos fondos de Manhattan y alrededores saltó a una palestra que se volvería mundial con la película protagonizada por Marlon Brandon.
Una obra sencilla, de redacción simple y carente de florituras y estilos complejos. Puzo ofrece un relato cautivante de la familia Corleone y una visión de la naturaleza humana en la transformación de un ciudadano cualquiera en uno de los más sanguinarios jefes de una mega organización criminal.
Por Jherson Rubén García Danós

La mafia siciliana hecha sus raíces en los principios del siglo XIX, antes de la reunificación italiana. Las relaciones feudales que aún existían en dichas zonas insulares y el mezzogiorno (cuya principal referencia es Nápoles) de la península dieron cuenta de una relación de patrones y clientes que suplían la ausencia total de la fuerza pública y el gobierno. Grandes capos familiares eran quienes se ubicaban en la cima de una organización sociopolítica paralela, violenta y que se ofrecía a los intereses particulares de unos contra otros.
Tras las guerras mundiales, los italianos escaparon de un país que, cuan hermoso, era incapaz de ofrecerles una oportunidad de vida. Los Estados Unidos se volvió entonces el sueño de europeos que salieron de sus tierras arrasadas con las esperanzas de crear una nueva vida para sí y sus familias. Pero con ellos viajaban sus costumbres y cultura. No bastó que un nuevo idioma se comenzara a escuchar en las calles de Nueva York, sino también, se oyeron las amenazas y balas de una mafia que comenzaba a imponer sus reglas a grandes sectores de la ciudad de la libertad.
En ese nuevo entorno, Puzo nos presenta a Vito Andolini, renombrado asimismo como Vito Corleone, en honor al pueblo en el que nació. Un hombre coherente, ecuánime y respetado en el estilo de vida que eligió para sí: ser cabeza de una de las cinco familias más importantes de la mafia de Nueva York. Es increíble la empatía que causa Vito en el lector. Uno conoce de su poder, es testigo de la violencia de sus procedimientos y sospecha justamente de la alta cantidad de asesinatos que pesan sobre él; sin embargo, por extraño que parezca, no deja de admirar su templanza, su contención, su amor filial para con su familia y su curioso, pero a la vez enorme sentido de la libertad individual y no genuflexión hacia los poderosos. Vito es el poder detrás del poder, es el hombre que se negó a seguir a una sociedad que jamás le brindó nada, que siempre lo miro de menos y que ahora le rinde pleitesía a través sobornos a sus principales representantes: políticos, jueces y policías.
Pero incluso para el todopoderoso Don Corleone resulta imposible controlar todas las variables del tiempo y la naturaleza humana. A pesar de sus esfuerzos, son sus hijos quienes pagan las consecuencias de una vida violenta y descarnada. Asesinados, abusados y golpeados por sus enemigos, Vito observa como el sueño de hacerse respetable no se materializará en su vida. En su compleja personalidad, siente culpa de no haber vivido otra vida, pero, a su vez, no se arrepiente de elegir los caminos que tomó. Vito siente que intentó hacer aquello que creyó mejor, en las circunstancias que le fueron dadas. Para él, será Michael, su único heredero capaz, quien tendrá la responsabilidad de sacar a la familia adelante.
Y es que, aunque no lo parezca, la historia de El Padrino no es de Vito, sino de Michael Corleone. Un estudiante universitario, ex soldado estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, quien sueña con hacer una vida normal junto a su novia Kay. Será Michael el envuelto en un tornado de circunstancias cambiantes que lo podrán en órbita de ser el sucesor de su padre. Su negativa y rechazo inicial hacia su familia se trastorna en compresión y validación de los métodos aplicados. Michael es como el héroe griego incapaz de luchar contra su destino, inútil en enfrentar el camino marcado por el oráculo: ser el próximo padrino.
La obra de Puzo exuda violencia por donde se la mire, pero no únicamente la física. La violencia psicológica que se produce entre los personajes y la impuesta por el destino y circunstancias se percibe en toda la obra. Aquella sensación de preferir haber vivido otra vida, de haber querido tomar otras decisiones, se hace patente en personajes que parecen cautivos de un sistema ilegal que decidió enfrentarse a otro legal, pero igual de violento. Para los Corleone y sus amigos, una vez dentro no hay forma de salir, pues la única alternativa para ello es la muerte.
La cita
«El Don podía sentirse satisfecho. El mundo era un oasis de paz para todos aquellos que había jurado lealtad a su persona, mientras para otros muchos que creían en la ley y el orden era un infierno en donde se moría como una rata. Lo único que le disgustaba era que su hijo menor, Michael, se hubiera negado a recibir ayuda y hubiera insistido en alistarse como voluntario en la Marina».
Tercera parte. 14.
Contexto: Vito se siente satisfecho del mundo que ha creado. Un mundo paralelo a la de la sociedad y su leyes; sin embargo, no comprende por qué uno de sus hijos ha preferido servir al gobierno de esa sociedad y a no al que él ha podido originar con su propia fuerza.
Datos sobre el libro
- Título original: The Godfather
- Autor: Mario Puzo (EE. UU.)
- Publicación: 1969
- Traducción: Ángel Arnau
Libro en versión PDF, MOBI y EPUB haciendo clic aquí.
Otros enlaces
- 100 años de Mario Puzo, reportaje del portal Infobae
- Especial sobre Puzo en el Mundo.es
- Reportaje de cómo y porque Puzo escribió el libro en National Geographic
- Tráiler de la película de 1972, reestrenada en 2021, de Francis Ford Coppola
- Página del libro en Wikipedia
- Página del autor en Wikipedia
